Bajo este sistema, el gobierno sueco asignaba a cada consumidor una cartilla (motbok) y un límite mensual de alcohol para comprar en los establecimientos autorizados.
[1] El registro fue probado con éxito en Estocolmo y tres años después se implantó a nivel nacional.
[3] Así Suecia pudo consolidar el racionamiento de alcohol cuando otros países nórdicos lo habían prohibido.
[2] Una vez se obtenía la cartilla, los empleados de las licorerías registraban cada compra con la fecha y la cantidad.
[2] El monopolio sobre la producción y distribución quedó en manos del grupo Vin & Sprit hasta 1994.