Sin embargo, a partir del siglo XI, cuando los monasterios se fueron constituyendo en órdenes canonicales y luego del XII cuando formaron diversas órdenes religiosas, las monjas agustinas se fueron afiliando según el transcurrir del tiempo a una de estas ramas.
A pesar de ello, este dato no excluye la posibilidad de que ya existieran otros monasterios afiliados a la misma orden.
Sin embargo con el tiempo estos fueron perdiendo jurisdicción sobre ellos, preservando la autonomía de cada uno, y sujetos directamente a la autoridad del obispo local.
[1] Las monjas agustinas se dedican a la vida contemplativa, bajo la Regla de San Agustín: según el criterio de autonomía, cada monasterio exige o no la clausura papal, episcopal u otras formas que les permitan vivir su vida de oración.
El hábito se compone de túnica, velo y cinturón negros.