Momia de cerro Chuscha

Fue trasladada a Buenos Aires y paulatinamente despojada de los elementos que la acompañaban.[1]​ Entre los años 1920 y 1922 aproximadamente, el baquiano Felipe Calpanchay, quien tenía rodeo de llamas en los cerros, descubre lo que aparenta ser una tumba precolombina en una precumbre del cerro Chuscha a a 5175 m s. n. m. Junto a un minero chileno llamado Juan Fernández Salas, violentaron la tumba utilizando dinamita, y extrajeron el cuerpo momificado de una niña, junto con textiles, y diversos objetos que conformaban el ajuar funerario.Lamentablemente, Sirolli no da a conocer nada de lo observado, sino hasta el año 1954.Pedersen depositó la momia en el sótano de su casa junto a otros objetos arqueológicos donde permaneció sin ningún cuidado durante cincuenta años.El odontólogo Carlos Colombano adquiere esta pieza para su museo privado «Chavín de Huántar», ubicado en Martínez.En esta búsqueda participaron Juan Schobinger, Antonio Beorchia Nigris, Christian Vitry y otros andinistas.[2]​ En el año 2001, la Fundación CEPPA, Centro de Estudios para Políticas Aplicadas, adquiere el cuerpo con el pequeño ajuar que aún se conservaba, y destina fondos para realizar los primeros estudios científicos y trabajos de conservación.Esto sin duda debe haber sido una gran atención para los excavadores, quienes probablemente se las echaron inmediatamente "al bolsillo" por su valor, situación similar a las del cerro Esmeralda y el cerro El Plomo.Se encontraron, además, una faja y un collar de piedras, pero su asociación con el individuo es dudosa.La momia perdió completamente la nariz, casi todo el cabello y gran parte de la piel del cráneo.
La «Reina del Cerro Chuscha» en exhibición en el MAAM , marzo de 2012
La «Reina del cerro». Fotografía de Sirolli, 1924
Collar de malaquita y peine de madera