[9][10] Hacia la mitad del siglo XVIII se incrementó entre la sociedad europea el temor a ser enterrado vivo por equivocación.
[12] En una publicación de 1895, el médico J. C. Ouseley publicó que alrededor de 2700 personas eran enterradas vivas cada año en Inglaterra y Gales, aunque otros estimaban que el número real era más cercano a 800.
Tras el examen realizado por Charles White, el médico de la familia, se confirmó que todavía estaba vivo.
[14] Otras historias sugerían que White había sido nombrado albacea del testamento y que recibió 400 £ para hacerse cargo de los gastos funerarios, pudiendo conservar el excedente; mantener a Beswick embalsamada le permitió guardar la suma completa.
[8][18] No existen registros del método de embalsamamiento usado por White, pero había estudiado con el anatomista William Hunter en 1748 y este había desarrollado un sistema de embalsamamiento arterial, por lo que es muy probable que utilizara el mismo procedimiento.
Se extraía tanta sangre como fuera posible del cadáver y el cuerpo entero era lavado con alcohol.
[22] Fue descrita en 1844 por un visitante como «uno de los objetos más notables del museo»[23] y según la escritora Edith Sitwell, «la sombra fría y oscura de su momia colgaba sobre Mánchester a la mitad del siglo XVIII».
[8][7] Desde 1837 la ley británica requería que un examinador médico extendiera un certificado de defunción antes de llevar a cabo un entierro; como Beswick había muerto en 1758, se hizo una petición al ministro del Interior, quien emitió una orden para ejecutarlo.
Poco antes de morir prometió a sus familiares revelarles dónde había ocultado el tesoro, pero no sobrevivió lo suficiente para hacerlo.
[16][27] La casa finalmente fue demolida para dar paso a un camino hacia la fábrica Ferranti, pero siguieron mencionándose avistamientos del fantasma en el área de su antigua residencia.