Tiene una función vital en el anclaje de los microfilamentos, pues forma parte de los complejos ERM, junto con la ezrina y la radixina.
Esto permite reaccionar de manera coordinada ante estímulos externos.
[1] Se puede encontrar en numerosos tejidos entre los que destaca el epidídimo.
[1] Su gen se encuentra ligado al sexo pues su herencia y expresión depende del cromosoma X. Mutaciones en su gen pueden provocar o intervenir en la aparición del Parkinson.
[2] También se ha observado cierta relación con el cáncer de mama.