La teoría tomó a lo largo de los años diferentes formas que apuntaban a una ayuda militar y/o económica y/o diplomática de parte del gobierno británico y/o del capitalismo británico y/o de súbditos británicos, con y sin ayuda del sionismo, con diferente intensidad, tanto en Chile como en Perú, Bolivia y otros países.[7]: 63 Tampoco Andrés Avelino Cáceres, cuando entre 1882-1886 analiza las causas de la derrota en la guerra, menciona una injerencia británica.[10]: 62 Blaine buscaba cimentar la expansión de su país y reducir el dominio comercial británico en América.En realidad, Gran Bretaña no estaba especialmente interesada en las conquistas chilenas durante la guerra, pero Blaine prefirió la imagen de una Inglaterra agresiva, que se ajustaba mejor a sus planes de expansión estadounidense en América Latina.Blaine declaró a un periódico que es un error hablar de una guerra entre Chile y Perú.Yo creo que este resultado de la guerra peruano-chilena, destruye la influencia estadounidense en la costa del Pacífico Sur y literalmente arrasa con los intereses comerciales americanos en esta vasta región.Sin embargo, Basadre reinterpreta algunos hechos presentados (o según él omitidos) por Kiernan, como comentarios personales o editoriales, los éxitos de la propaganda chilena en Europa, la desconfianza europea debido a las deudas peruanas impagas, la falta de apoyo británico a la injerencia norteamericana en la guerra, y la facilidad con que Chile obtenía préstamos en Europa, etc. para sostener que no fue el gobierno sino el capitalismo inglés ayudó y sostuvo a Chile en la guerra contra el Perú.
La revista limeña
El Banquillo
presenta el 12 de junio de 1880 una visión despectiva del soldado chileno: pequeño, vociferante, mal vestido, mal armado, sobre pequeños barcos de madera. Por el contrario, el soldado peruano aparece fornido, bien vestido, seguro y tranquilo con sus poderosos cañones. Una derrota peruana era, así visto, inexplicable.