Milan I de Serbia

Milan (o Milán) nació en Mărăşeşti, en Moldavia (en la actual Rumanía), donde estaban exiliados sus padres.[1]​ Milan quedó huérfano bastante joven, a los nueve años, y su primo, el príncipe Mihailo III Obrenović, se hizo su tutor.[3]​ Las enseñanzas de este le permitieron ingresar en el Liceo Louis-le-Grand parisino en 1867, en el que destacó en alemán, latín, griego e historia, su asignatura preferida.[3]​ Tras la expulsión de la dinastía Karađorđević en 1858, Mihailo pudo finalmente regresar a Serbia al ser asesinado su tutor.El magnicidio le permitió a Milan ascender al trono serbio, aunque bajo una regencia.Además, intentó un mayor acercamiento con el Imperio austrohúngaro, lo cual le causó no pocos problemas internos.[19]​ Rusia desencadenó una campaña de difamación en su contra, abogando por su abdicación, acción que también defendió la amante del rey.[28]​ En febrero de 1893 y para aparentar una reconciliación con Natalia, logró la anulación del divorcio.[18]​ En 1897 Alejandro comenzó a sospechar que el dirigente Radical Nikola Pašić estaba tratando con Rusia su sustitución por un gran duque.[30]​ Milan volvió al palacio real y fue nombrado[31]​ comandante en jefe del Ejército.[33]​ No se pudo probar quién dio la orden del atentado, ejecutado por un desempleado bosnio contratado por un oficial serbio.[36]​ Cuando Milan finalmente conoció los planes de su hijo dimitió como comandante del Ejército en protesta,[36]​ pero no regresó al país[37]​ sino que publicó una carta al rey indicándole la peligrosidad para el país y la dinastía de su inminente matrimonio.[37]​ Tras la boda, finalmente consumada principalmente gracias al apoyo ruso,[37]​ Milan permaneció en el exilio en Viena, vigilado estrechamente por agentes serbios pues Alejandro temía su regreso a Serbia y un posible intento por su parte de retomar el poder.[12]​ Las memorias sobre sus últimos momentos son contradictorias y se desconocen los sentimientos finales de Milán hacia Alejandro.
Alejandro y Draga Mašin . Milan odiaba a Draga por haber sido la protegida de su esposa y se opuso al matrimonio entre ellos, en vano. Tras la boda, renunció al mando del Ejército serbio y no regresó al país; murió en el exilio.