[1] Se educó en Inglaterra y regresó a Buenos Aires en 1813,[2] dedicándose al comercio.
Integró el Consulado de Buenos Aires en varias oportunidades y fue regidor del Cabildo de Buenos Aires en 1817 y 1819.
Adhirió a la causa de la independencia, pero apoyó las iniciativas monárquicas.
Aunque claramente identificado con el centralismo porteño, mantuvo relación con líderes del interior del país y aún se conserva en el Museo Histórico Nacional (Argentina) el sable de parada que en 1819 regaló a Martín Miguel de Güemes «como ínfimo recuerdo de nuestra amistad antigua».
Cedida por el Congreso como retribución por sus servicios al general José de San Martín, no fue utilizada por este más que brevemente como cuartel y fue adquirida por Riglos.