En esos años se despierta su afición y atracción por el mundo de la fotografía.
Fue decisiva la influencia del profesor e historiador del arte Enrique Paniagua que le instruye en el arte moderno y específicamente en el arte moderno español representado por el Grupo El Paso y el Grupo de Cuenca (Fernando Zóbel, Gustavo Torner).
Ha utilizado numerosas cámaras fotográficas, entre otras la Mamiya 645, Leica M3 y Hasselblad.
[2][3] Miguel Martín comienza fotografiando "la tierra, los paisajes castellanos horizontales, infinitos, inabarcables e inmensos",[4] en especial Tierra de Campos y continúa con lo que el autor denomina "paisajes verticales" en el mismo territorio, "ruinas, muros y paredes de adobe como expresión de un estado de ánimo y como huella del tiempo".
[4] Aparece en su fotografía el agua, como contrapunto, poca, pero suficiente, un caozo, un reducto o una poza.