Ocupó las zonas que esta última poseía en la actual comunidad autónoma de Cantabria, estableciendo su sede en Reinosa.
En la Corona de Castilla las merindades, habituales al norte del río Duero, funcionaron como demarcaciones fiscales.
Cada hermandad elegía anualmente a un procurador síndico general, vocal nato en las juntas del Ayuntamiento General de la merindad de Campoo.
El procurador síndico general, los regidores y fieles celebraban una junta anual, presidida por el corregidor de Reinosa.
Finalmente, en 1833, la antigua merindad quedó integrada definitivamente en la provincia de Santander.