Miguel Fernández Peñaflor

Allí realizó grandes campañas en favor de sus ideales, que se tradujeron en la fundación de un Círculo Católico de Obreros, del que Peñaflor fue el alma, ayudado por los profesores del Seminario Conciliar de Murcia, Antonio Muñera y José María Molina, y el propietario murciano Mariano Palarea.[2]​ Cuando llegó a Madrid, fue requerido para ocupar puestos de importancia en el periodismo; pero él no quiso escribir más que en publicaciones de su ideología católica y tradicionalista.En el órgano oficial del carlismo, El Correo Español, Peñaflor escribió durante mucho tiempo, alternando con Eneas editoriales repletos de doctrina.[2]​ Durante más de veinte años colaboró en La Gaceta del Norte.[1]​ Según la necrología publicada por El Siglo Futuro, momentos antes de morir, tras rezar el Rosario, dijo a sus hijos: «Aprended, hijos míos, a morir cristianamente».