Mencía, que había crecido en la atmósfera amante del arte de la corte española, hizo que el renovado edificio fuera un lugar de encuentro para artistas y humanistas.
Asimismo Mencía amaba la literatura, incluyendo los idiomas griego, latín y holandés.
Algunas cartas indican que una parte de esta colección se perdió, posiblemente durante un naufragio en el camino a España.
Para llenar tal pérdida en su colección, en 1539 le pidió a su agente en Amberes, Arnoa del Plano, que buscara nuevas obras de Hieronymus Bosch.
Sus herederos fueron el posterior gobernador Luis de Requesens y su hija Mencía.