Melchor Cano (sobrino)

Baltasar desde pequeño dio muestras de piedad y vocación religiosa, lo que no pasó desapercibido a su tío, el afamado teólogo Melchor Cano, que por entonces se encontraba como regente del colegio de San Gregorio en Valladolid.

Fue en este convento de Piedrahita donde empezó a experimentar los efectos místicos en su alma, los éxtasis y arrobamientos.

Tuvo trato y amistad con Madre Teresa de Jesús a la que había confesado en numerosas ocasiones.

Mientras tenía oraciones prolongadas empezaron los éxtasis, levitaciones, raptos; en los primeros años los tuvo en privado, en la soledad de la celda o del coro, intensificándose a partir de los cuarenta y, ya con sesenta años, en 1601, empiezan a manifestarse más frecuentemente en público lo que hizo correr la voz y aumentar su fama entre la gente.

La desaparición del convento con la desamortización en 1835 y la ruina de la iglesia tras dos incendios hizo que su memoria se fuera perdiendo, hasta que sus restos fueron trasladado al convento de Santo Domingo en Caleruega en 1964.