Como presidente-gobernador interino peruano reprimió el levantamiento del encomendero Francisco Hernández Girón contra el rey, y como presidente-gobernador chileno luchó sin éxito contra los mapuches, aunque realizara una obra meritoria como administrador.
Después de cursar Latinidad, se trasladó a Bolonia e ingresó en el Colegio Mayor de San Clemente (para estudiantes españoles) y se doctoró en Leyes.
Este, ya achacoso y enfermo, delegó prácticamente el poder en la Audiencia, cuerpo al que se sumó el oidor Diego González Altamirano en reemplazo del fallecido Maldonado.
Se embarcó en el Callao en abril de 1568 para asumir sus nuevas funciones.
Él, por su parte, se dedicó enteramente a la administración civil, que fue oportuna y constructiva.