Max Reger

Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, pensó en 1914 realizar una obra coral para conmemorar los caídos de la guerra, el Réquiem, para alto o barítono solistas, coro y orquesta.

También dejó una gran cantidad de obras para órgano, incluyendo la Fantasía y fuga sobre BACH (esta pieza, basada en el Motivo BACH se considera una de las más difíciles del repertorio del instrumento).

No puede decirse que sus obras fueran revolucionarias, ya que deben ser consideradas como una consecuencia del desarrollo de las formas clásicas, como la fuga y el bajo continuo.

De todos modos, su lenguaje armónico, aunque influido por Brahms, es único y extremadamente personal.

La presencia del bajo continuo puede encontrarse en sus obras de cámara; estas se caracterizan por su carácter reflexivo y originalidad.

Sesión de grabación con órgano para la Welte-Mignon -Philharmonic-Organ, 1913.