Gracias a sus contactos aristocráticos, logró juntar una propiedad muy valiosa en la capital rusa.
Cuando Nicolás rompió con ella, pidió al gran duque Sergio Mijáilovich que se ocupara de sus asuntos artísticos y la tomara bajo su protección.
[nota 1] Su nuevo cuñado, Cirilo Vladímirovich Románov, se convierte en varón agnado de la dinastía Románov, se autoproclama zar y le concede el título de princesa Románovskaya-Krasínskaya.
Actuó por última vez a los 64 años, para un evento de caridad en Covent Garden.
Está enterrada en el cementerio de Sainte-Geneviève-des-Bois junto a su marido e hijo.