El término "Mascaraque" podría proceder de la raíz celta Mascaracu (m), con el sufijo -acus, junto a una base maska (r)- también de origen celta.
[2] Relacionando Mascaraque con los numerosos topónimos que presentan un tema similar como Mascarat, Mascarell o Mascaró estaríamos según Corominas ante un origen prerromano con influencia árabe.
Durante la guerra de la Independencia se quemaron los archivos municipales, por lo que se conocen pocos datos del pasado del municipio.
Durante el siglo XIX no fue nunca ocupado por los carlistas, siendo defendida la población con una milicia propia, partidaria de Isabel II, durante la primera guerra carlista.
A mediados del siglo XIX, tenía 170 casas y el presupuesto municipal ascendía a 8725 reales, de los cuales 2200 eran para pagar al secretario.
Sus calles y plazas son anchas, destacando la calle Real (antigua CM-400 antes de construirse la variante) que prácticamente divide el casco urbano en 2 mitades.
La leyenda tiene una base bastante sólida, dado que es un hecho real y comprobable que en el amplio aljibe y pozo morisco que hay en el terreno del castillo de Mascaraque, arrancan dos galerías abovedadas justo en esas direcciones, y que son de idénticas características a las bóvedas interiores de las torres del castillo.
La respuesta en este caso sería: la misma que tienen las decenas de galerías que existen en el subsuelo del pueblo en el entorno del castillo, o sea, facilitar la entrada al castillo desde las viviendas en caso de ataques de diferentes grupos que arrasaban la zona durante la reconquista y que perduró durante muchos años.
Y finalmente la gran pregunta que se podría plantear para justificar su existencia es ¿qué utilidad tendría este pasadizo?
No obstante lo aportado, en este caso queremos hacer bueno aquel viejo dicho periodístico “no permitas que la realidad te arruine una buena noticia”, en el caso que nos ocupa una buena leyenda, por eso a pesar de los datos y evidencias que hemos expuesto, defendemos la leyenda y apostamos por conservarla y enriquecerla con nuevos datos, pruebas o reseñas históricas.
Maria Pacheco podría haber pasado por Mascaraque para esconder el fabuloso tesoro que sacó de la Catedral de Toledo para enterrarlo en alguna galería existente en el pueblo, posiblemente en algún pasadizo secreto de los muchos que rodeaban el castillo.