Martín de Mayorga

Ambos, como máximas autoridades del reino serían los principales actores en los sucesos que acontecieron tras los terremotos de 1773.

[4]​ Para 1769, Cortés y Larraz estaba tan decepcionado de la situación eclesiástica en el reino que presentó su renuncia a la mitra, pero el rey Carlos III no se la aceptó y debió continuar como arzobispo.

La ciudad era abastecida gracias a los productos que diariamente eran llevados desde los setenta y dos pueblos circunvecinos.

[8]​ Los templos católicos eran magníficos: había 26 iglesias en la ciudad, y 15 ermitas y oratorios; la catedral, era la estructura más suntuosa: tenía tres espaciosas naves, con dos órdenes de capillas a los lados, con enormes puertas de acceso que eran labradas y doradas,[2]​.

En cuanto a suntuosidad, le seguían las iglesias de las órdenes religiosas de los dominicios, franciscanos, mercedarios y recoletos,[2]​ demostrando el poder económico y político que el clero regular tenía en ese entonces;[9]​ En estos templos todas las paredes estaban cubiertas de retablos tallados y dorados, espejos y pinturas ricamente guarnecidas e imágenes religiosas talladas esmeradamente;[2]​ en el techo había rejas de madera dorada o esmaltada que cubría los cruceros y bóvedas principales.

Frescos en la cúpula y techado de la abadía benedictina de Melk , Austria . La apariencia de las iglesias de Antigua Guatemala era similar a la de esta capilla austriaca antes que fueran destruidas por el terremoto de 1773 . [ 2 ]