El volcán tiene un enorme potencial para producir avalanchas que pueden anegar grandes áreas de la costa del pacífico.[cita requerida] En 1881, el escritor Eugenio Dussaussay relató su ascensión al Volcán de Fuego, entonces parcialmente inexplorado.[4] Dussaussay y su acompañante, Tadeo Trabanino, tenían la intención de ascender al pico central, que todavía no había sido explorado, pero no encontraron guía y se conformaron con subir al cono activo, que había hecho erupción en 1880.[5] La ascensión desde Alotenango se iniciaba con una marcha de cuatro leguas -aproximadamente dieciséis kilómetros- por una planicie hasta llegar a la primera cuesta, llamada «del Castillo» o «Gajoteachucuyo» y que consistía en las faldas más bajas del volcán.Al salir de la cuesta del Castillo, la montaña se hacía mucho más espesa: los árboles eran menos elevados, pero se encontraban en mucho mayor cantidad y como hacía ocho meses que nadie había subido hasta allí, Zul y sus mozos tuvieron que abrir un sendero con machetes.[6] Al salir del Cipresal, la vegetación de lugar cambió nuevamente, y predominaban castaños silvestres pues éstos prefieren tierras altas.Cabalgaron durante una hora hacia la montaña hasta que las mulas no pudieron seguir y las enviaron de regreso al poblado con un mozo.Los gases que emanaban del volcán no eran nada agradables, pero afortunadamente el viento estaba a nuestro favor».Hacia el sureste se pueden distinguir los volcanes de Agua en Sacatepéquez y Pacaya en Escuintla.A veces, en la época fría (invierno (octubre-febrero)), se cubre de escarcha o nieve y puede verse desde la capital su cono blanco, aunque no es muy común, pero si ocasionalmente caen nevadas.
Composición fotográfica del Volcán de Fuego en 1897 realizada por Alberto G. Valdeavellano para
La Ilustración Guatemalteca
.
[
5
]