En este último país se destacó especialmente durante la lucha contra los franceses por el control del Piamonte.
En abril de 1642 su división fue sorprendida, y hecha completamente prisionera en Granata, por tropas francesas que apoyaban la revuelta local.
A este antecedente se suma la presencia en Chile, en la primera mitad del siglo XVII, de un capitán llamado Antonio Buitrón Mújica.
Venía especialmente advertido del peligro de una invasión holandesa, pero sus primeras preocupaciones debieron ser más domésticas.
El agradecimiento popular fue tal, que una multitud salió de Santiago para vitorearlo por esta medida cuando se dirigía a dicha ciudad.
Le sorprendió la pobreza local y escribió al rey buscando un reducción de los impuestos.
Incluso existió un sospechoso, de profesión abogado, cuyo nombre no ha llegado hasta nuestros días: Lo cierto es que apenas probó una ensalada, que le sirvieron durante una recepción en la capital, comenzó a botar espuma por la boca «enajenado de sus sentidos».