Estos navíos pertenecían principalmente a familias de marinos y comerciantes que artillaban sus barcos para proteger sus cargas del asalto de piratas y naciones rivales.
Desde joven, Martín de Bertendona se inició en la navegación militar, al tomar parte en batallas oceánicas durante las guerras contra Francia, ganándose pronto la confianza de sus mandos.
No obstante, pudieron recuperarse los grandes cañones del navío, que sirvieron en 1589 para defender la costa gallega contra los ingleses.
Tras esta campaña, se hizo con el mando de las escuadras ligeras del Atlántico para mantener el paso abierto desde el Cantábrico a Calais.
Sin embargo, moriría tiempo después, en 1607, sin ver concluidos todos sus esfuerzos para la defensa del litoral septentrional de la Península.