La denominación del título hace referencia a la localidad de Gironella en Cataluña (comarca del Bergadá, provincia de Barcelona), donde el primer marqués era barón y señor, y donde nació.
Aparece entre otros, documentado en 1243 en el testamento que se conserva en el Monasterio de Valldaura, del Barón de la Portella Bernat IV, como una de sus jurisdicciones señoriales, así como en 1222 hay documentación en donde aparece cobrando censos por unas casas en Gironella.
Tras las investiduras del año 878 (concilio de Troyes) los dominios del conde Wifredo el Velloso abarcaban tanto el área montañosa (Urgel y Cerdaña) como la marítima (Barcelona y Gerona).
Las tierras de alta montaña habían llegado a padecer superpoblación.
Por ello, a mucha gente no le quedó otro remedio que intentar establecerse en las tierras bajas.
Ante la fuerte corriente de inmigración procedente de las comarcas pirenaicas del Pallars, Urgel y Cerdaña a finales del siglo IX, el conde Wifredo, cuyos condados rodeaban toda esta área de población, intervino en la zona para canalizar la colonización.
Al inicio del siglo X el representante del conde de Cerdaña (vicario) ya actuaba como señor jurisdiccional (feudal) y veguer del “Castillo de Frontanya” a partir del siglo XI llamado “de la Portella”, nombre con el que se conoce desde entonces a sus vicarios y señores, que por extensión, lo fueron del término y Castillo de Gironella.
Por sentencias Reales en 1493 fueron confirmados los vizcondados del Rosellón al vizconde de Evol, y en 1510 le fueron confirmados parte de los bienes al “legitimado sucesor”, que tuvo que entregar Guiomar viuda de Felip VII Galceran.
La capitulación deja sin resolver la cesión a Francia del Rosellón.
Habrá disputas pero a principios del siglo XVI los territorios quedarán definitivamente en la Corona de Aragón.