Maria Aurèlia Capmany

También trabajó grabando vidrio, oficio aprendido en su época de universitaria.

[1]​ Con su primera novela Necessitem morir (publicada en 1952) quedó finalista del premio Joanot Martorell de 1947, premio que ganó al año siguiente con El cel no és transparent (ambas en catalán, lengua no oficial pero tolerada durante el régimen).

Su prestigio como narradora le llegó con novelas como Betúlia, El gust de la pols y Un lloc entre els morts, esta última premio Sant Jordi de 1968.

Fue una de las escritoras catalanas más polifacéticas, ya que además de la narrativa se dedicó a la traducción y cultivó el teatro, el ensayo y otros géneros literarios.

Marina Rossell pondría música a sus letras en canciones como Soc una dona, El penjat, Cançó del lladre, El jutge, etc.[3]​ En el campo de la dramaturgia, fundó en 1959, junto a Ricard Salvat la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual.

Maria Aurèlia Capmany a los 3 años, con su hermano Jordi.