[1] Forma parte de una saga familiar de mujeres artistas: su hermana fue la escritora Consuelo Gil Roësset (1905-1995), su tía fue la pintora María Roësset Mosquera (1882-1921), su prima la pintora Marisa Roesset Velasco y su sobrina la poetisa y fotógrafa Marga Clark.
[6] Tanto ella como su hermana Consuelo, tres años mayor que ella, crecieron en un ambiente ilustrado y fueron educadas en casa bajo la tutela de su madre, Margot Roësset, que les inculcó el gusto por el arte, las apremió a crear cuentos y las instruyó para ser cultas, hablar cuatro lenguas, viajar, visitar museos y asistir a conciertos de música clásica.
A los siete años ya mostraba una extraordinaria capacidad para el dibujo.
Marga tenía 15 años en ese momento y ya había alcanzado la maestría.
En 1932, en un recital de ópera, la austríaca Olga Bauer-Pilecka le presentó al matrimonio y Marga se enamoró del poeta.
Justo antes le había entregado a Juan Ramón Jiménez una carpeta amarilla, pidiéndole que no la leyese en ese momento.
Juan Ramón Jiménez quedó impresionado por el hecho, al que dedicó varios poemas, y consagró a la autora una de las semblanzas literarias contenidas en sus Españoles de tres mundos.
Es probablemente uno de los ejemplos más duros y singulares del expresionismo español.
Mis trabajos, en cuanto a la forma, podrán no ser muy clásicos; pero, por lo menos, llevan el esfuerzo de querer manifestar su interior”.
[14] El diario que dejó a Juan Ramón Jiménez se publicó en 2015.
[1] El ayuntamiento de Las Rozas, lugar donde Marga Gil Roësset se quitó la vida, dedicó en 2017 un homenaje a su figura, nombrándola hija adoptiva del municipio y dándole su nombre a la biblioteca de Las Matas.