Su esposo, quien forjó su gusto por la intriga política, la introdujo en la corte, donde Marie se convirtió en confidente tanto del rey como de la reina.
En 1620, Marie dio a luz a su primer hijo, Luis Carlos de Albert, duque de Luynes, siendo Luis XIII su padrino.
En un intento por recuperar su posición, Marie provocó, o al menos alentó, varias conspiraciones en la corte, como el asunto Buckingham (1623-1624), que comprometió a la reina y el cual Marie había instigado junto con su amante Enrique Rich, primer conde de Holanda y uno de los aristócratas de mayor rango en contra del cardenal Richelieu.
Una vez restablecida en Dampierre, continuó mostrándose subversiva al poder real.
Marie se convirtió en el centro de todas las intrigas que involucraron a potencias extranjeras contra Francia.