Sus primeros poemas aparecieron en revistas y folletines de provincia y en 1917 fue antologada con su nombre real en la famosa recopilación de poesía chilena Selva Lírica.
En Santiago, adonde se mudó después de su adolescencia, dirigió la revista Para Todos, publicada por la Editorial Zig-Zag y contrajo matrimonio con el crítico literario y periodista Armando Donoso,[1] con quien tuvo un hijo del mismo nombre.
En las formas, hay una vuelta a lo clásico, al deseo de perdurar en sencillez, en melodía de significado y vehículo puros.
La poetisa se entregó también a los grandes permanentes, a Shakespeare y Goethe: los traduce en la línea eterna, que ahora le interesa por sobre todas las cosas".
[1] Gabriela Mistral, refiriéndose a ella y a su obra, dijo: "La mejor poetisa de Chile, pero más que eso: una de las grandes poetisas de América, próxima a Alfonsina Storni por la riqueza del temperamento, a Juana de Ibarbourou por su espontaneidad".