La infanta se sintió atraída por la personalidad carismática y, sobre todo, por la inteligencia de su marido, muy culto y refinado, además de un talentoso músico.
Carlos nunca se interesó por la política, habiendo dedicado toda su vida a la medicina.
Profundamente religiosa, supervisó estrictamente la educación de sus hijas, tratando de inculcarles un fuerte sentido del deber y respeto por las tradiciones y convenciones sociales.
De esta unión nacieron: María José enviudó en 1909.
Puedes contribuir aportando información sobre títulos y tratamientos de esta persona.