Décadas después se unió a otras cuatro activistas transgénero y demandó al Estado por delitos de lesa humanidad cometidos contra miembros de la comunidad LGBT durante las décadas de 1980 y 1990.
[2] Participó activamente como parte de la Asociación Coccinelle en la campaña por lograr la despenalización de la homosexualidad en Ecuador, que alcanzó su meta gracias a un dictamen del Tribunal Constitucional emitido el 25 de junio de 1997 en el que declaró inconstitucional el primer inciso del artículo 516 del Código Penal, que tipificaba la homosexualidad como delito.
[1] Décadas más tarde fue una de las principales promotoras de la formación del colectivo Nueva Coccinelle, que reunió a antiguas integrantes de la asociación original y del que Almeida se convirtió en vicepresidenta.
Desde el colectivo, Almeida inició una campaña para encontrar más personas LGBT sobrevivientes de represión policial que quisieran narrar sus experiencias.
Al momento de su muerte, la demanda que había planteado al Estado con el resto del colectivo aún no había obtenido resultados.