Posteriormente se mudó a París, donde vivió algunos meses.
[3] Instalados ya en la Ciudad de México, fijaron su residencia en esta capital en la calle del Portal de Mercaderes, frente al entonces palacio Virreinal.
[5] Don Manuel se dedicó a la vida política de México.
En un segundo plano, no menos importante, se dedicó a conservar y acrecentar el capital que su padre le había heredado como era la hacienda de Queréndaro en Michoacán pues don Sebastián había dejado estipulado que “dicha posesión estuviera siempre unida a la del vínculo fundada como estaba en la dicha hacienda de Queréndaro”.
Como consecuencia, el ayuntamiento de la ciudad giró unas instrucciones y don José Calapiz Matos tomó nota en el Libro Capitular, añadiendo: