Manuel José de Reyes y Borda

[2]​ Su actuación durante los años en que fue oidor fue meramente burocrática, y no tuvo ninguna notabilidad siquiera durante las invasiones inglesas.

Para eso convocaron a un cabildo abierto el 22 de mayo de 1810, durante el cual los funcionarios reales y los vecinos emitieron su opinión.

Reyes expresó que no encontraba razones para una alarma ni para modificar el gobierno del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, pero que si la opinión de la mayoría fuese que debía cambiarse, que se mantuviese al virrey al frente del gobierno, asociándole al alcalde de primer voto y al síndico procurador de la ciudad.

[3]​ Esta no era una opinión inocente: Reyes conocía al síndico, Julián de Leyva, y sabía que —aunque no era contrario a la Revolución— intentaría darle una forma estrictamente legalista, e indirectamente conservar el poder para los funcionarios reales.

[4]​ Semanas después del estallido de la Revolución, los antiguos funcionarios reales conspiraban contra la Junta de Gobierno, en secreto juraron fidelidad al Consejo de Regencia establecido en Cádiz, y enviaron mensajes a las ciudades del interior del virreinato para incentivarlos a resistir al nuevo gobierno.