Estos inicios se encuentran marcados por el naturalismo, por Ignacio Zuloaga, las pinturas costumbristas, sus juveniles asimilaciones del colorismo postimpresionista y unos tempranos visos de cubismo a través de Daniel Vázquez Díaz.
Mantuvo allí una íntima amistad con Picasso y se casó con Jeanne Brigitte Badin.
Se conserva poca obra cubista y neoclásica de Manuel Ángeles Ortiz, aunque los ejemplos y las reproducciones que han pervivido son suficientes para estimar su importante alcance.
En 1932, el artista regresó a Madrid y trabajó en proyectos de las Misiones Pedagógicas, especialmente con La Barraca.
[nota 1] En su prolongada estadía en Buenos Aires, realizó muchos trabajos como ilustrador, fundamentalmente para la Editorial Losada.
El Museo del Dibujo y la Ilustración de Buenos Aires guarda en sus colecciones algunos originales.
Destaca en especial por su extraordinaria capacidad de síntesis, con una clara tendencia a eliminar enunciados reiterativos y adherencias anecdóticas innecesarias.