Mantel

Es innumerable la cantidad de diseños y características posibles ya sea para comidas familiares o incluso para aquellas con mayores exigencias protocolarias.

[1]​ En los interiores de la época victoriana, se utilizaban manteles densos, pesados, en colores profundos, que usualmente llegaban al suelo.

Según los tratados de restauración y protocolo un mantel debe ser lo suficientemente grande como para cubrir al completo la mesa pero sin llegar a establecer contacto con el suelo.

Por lo general este elemento no debe sobrepasar el tercio de la distancia que haya desde la mesa hasta el suelo.

El mantel puede conjuntarse con los diferentes materiales que componen la mesa, así sea con la vajilla, cubiertos, elementos florales y por supuesto con las servilletas.

Mantel de mesa blanco, sobre el que se colocan utensilios y comida.
Mantel tradicional rumano hecho en Maramureş
Cubierta para mesa cuadrada, Dinastía Qing , 1736–1795, China. Terciopelo de seda.
Detalle de mantel de crochet
Mantel de mesa blanco, sobre el que se colocan utensilios y comida.
Mantel rojo en el cuadro Naturaleza muerta con baúl de ébano de Antonio de Pereda, 1652
Mantel blanco con comensales departiendo en la pintura Förnämsta Hof-Frökens bord de Fritz von Dardel, Suecia, 1864