El mandato imperativo sería el solución al uso reducido de los procesos electorales y, en esta línea, se podría incluso revocar el mandato del Representante antes de las próximas elecciones, la llamada "descarga blanca" u otro documento jurídicamente vinculante.
Por contrario, la elección hecha por las Constituciones modernas desde la revolución francesa es la de la prohibición del mandato imperativo con la implantación del mandato representativo:[4] la indicación electoral se basa únicamente en un mero pacto de confianza y una mera obligación moral entre los representantes elegidos y los electores mandantes.
Cuando el parlamentario elegido tiene plena libertad moral, por lo tanto, autonomía absoluta, y ninguna obligación legal con el electorado, la falta de lealtad al programa electoral no es un crimen y la cuestión moral de la política se ubica en términos más débiles.
[7] El mandato imperativo está ligado a la noción de soberanía popular definida por Jean-Jacques Rousseau.
Las primeras evocaciones al mandato del mandatario, parecen relacionarse a las nociones de control y de revocabilidad del mandatario por parte de los mandantes, en los casos en los que se cuestione o se planteen dudas sobre si el mandatario respetó o no su mandato.