La malabsorción de fructosa puede causar síntomas gastrointestinales tales como dolor, hinchazón abdominal, flatulencia o diarrea.
[5][6] La fructosa se absorbe en el intestino delgado sin el concurso de enzimas digestivas.
Se denomina test de hidrógeno espirado y es el método utilizado actualmente para el diagnóstico clínico.
Sin embargo algunos autores arguyen que estos ensayos no son una herramienta diagnóstica apropiada debido a que un resultado negativo no excluye una respuesta positiva a la restricción dietaria de fructosa.
[4] No existe ninguna cura conocida, pero una dieta apropiada y la enzima xilosa isomerasa pueden ayudar.