[3] La ignición por magneto se introdujo en 1899 en el Daimler Phönix, seguido por Benz, Mors, Turcat-Mery, y Nesseldorf.
[5] La función del condensador es similar a la que desempeña en un circuito conmutador en un convertidor de retroceso.
Una segunda bobina, con muchas más espiras que la primaria, está arrollada sobre el mismo núcleo de hierro para formar un transformador eléctrico.
Esto disipa la energía que permanece almacenada en el condensador a tiempo para que cuando se cierre de nuevo el circuito, el condensador se haya descargado y esté listo para repetir el ciclo.
Inicialmente, se utilizó este sistema porque es más fácil aislar correctamente la bobina secundaria cuando se sitúa separada en el exterior, que cuando está integrada interiormente en la construcción de la magneto (las primeras magnetos montaban las bobinas externamente a las partes rotativas para aislarlas más fácilmente, aun a expensas de su eficacia).
El hecho de que la magneto produce bajos voltajes a velocidades reducidas, dificulta el arranque del motor.
Adicionalmente, se mejoraba el rendimiento del motor optimizando el proceso de combustión.
A medida que aumenta la presión dentro del cilindro, también aumenta la temperatura; y con una sola bujía, el combustible sin quemar fuera del frente de llama inicial puede autoinflamarse, produciendo una deflagración separada y desincronizada respecto a la producida por la bujía.
De igual forma, la ignición más eficiente proporcionada por las bujías gemelas permite disminuir el octanaje del combustible requerido por el motor.