Se encuentra al centro y extremo este de la provincia.
Pero al fin logró el conde de Santa Clara la licencia y contribuyendo personalmente se iniciaron las obras, que no vio terminadas por tener que ausentarse del país.
El capitán general Marqués de Someruelos prohibió que se construyesen los bohíos de temporada y despachó a un agrimensor para que delinease la futura población.
Los Sardiñas, dueños de aquellos terrenos, destinaron una caballería y media a dicho efecto, vendiendo los solares a precios altos y donando únicamente unos doce para el culto.
En esa era también se construyó una escuela elemental para niños bajo los auspicios de los señores O'Farril, que continuaron patrocinándola.