La imagen fue descubierta en 1910 en una residencia privada en la ciudad, lugar donde supuestamente habría permanecido guardada desde 1803, tras la disolución del monasterio cisterciense de Zlatá Koruna en 1785.
La cabeza, con un cabello compuesto por delicados rizos, está cubierta con un velo sobre el que se halla una corona parcialmente conservada.
La túnica, visible al nivel del torso y pegada al cuerpo, está prácticamente cubierta por un manto, el cual casi se confunde con la túnica en la parte superior, adquiriendo en las demás zonas una serie de pliegues caracterizados por seguir un patrón de profundos claroscuros.
En la zona superior, el manto está sujeto por un broche cuatrifolio fragmentado y dorado, pudiendo apreciarse en su superficie cinco agujeros en forma de cruz.
El Niño Jesús figura desnudo, sentado y apoyado en su hombro izquierdo, mirando en la misma dirección que su madre.
En Praga no se conserva ninguna bella Madona, aunque gracias a fuentes bibliográficas y a labores de investigación se conoce que existieron muchas estatuas de este tipo las cuales resultaron destruidas durante las guerras husitas.
Teniendo en cuenta la elevada calidad artística y la exclusividad del material empleado en su elaboración, los expertos señalan una conexión con el antiguo monasterio minorita de Český Krumlov además de con la iglesia parroquial y la antigua capilla del castillo, estando la ciudad gobernada por la familia Rosenberg cuando se creó la imagen.