Una franja norte que forma un altiplano y una franja sur más alta, escarpada y rocosa, donde están los principales picos: Montplà, Muntanya d'Ullà i Montgrí, detrás de la cual se encuentra el valle de Santa Caterina.
Las islas Medas, frente a Estartit, se consideran una prolongación del macizo bajo el mar.
Junto con los restos humanos se encontró sus respectivos ajuares, destacando una cuenta áurea en el Cau del Tossal Gros.
De hecho, estos dos sitios son la primera noticia que tenemos en la Edad Medieval en el macizo, lógicamente reconvertidas ya en ermitas cristianas.
Sin embargo, la huella medieval más significativa es el Castillo del Montgrí, fortificación defensiva encargada por Jaime II como estrategia intimidatoria al Condado de Ampurias, el año 1294.
Desafortunadamente, la epidemia de la filoxera y la competencia del aceite italiano obligan a abandonar estas explotaciones en el siglo XIX.
Se emplean pinos y barrón para evitar que la duna siga avanzando hasta las explotaciones agrícolas del Bajo Ter.
[1][4] El régimen climático se caracteriza por la baja pluviosidad estival, y oscilaciones anuales de la temperatura poco acusadas.
Durante los últimos años, (década de los 1950 y 2004) se han producido incendios forestales que empeoraron la situación.
Actualmente el macizo del Montgrí disfruta de protección especial como PEIN (Pla d'Espais Interés Natural).