[1] La forma tradicional de fermentación hace que la uva sea machacada de tal forma que se mezclen los azúcares con las levaduras, para finalmente mediante la fermentación alcohólica en un recipiente adecuado se obtenga el vino con su etanol.
La maduración carbónica hace que la uva fermente con el mosto del interior de la uva y que los vinos obtenidos tengan sabores más afrutados y con menos contenidos de taninos.
Estos vinos poseen buen sabor, pero carecen de la estabilidad suficiente para ser envejecidos durante largos períodos.
En la maceración carbónica la fermentación se realiza tan solo por la acción directa de las enzimas glicolíticas presentes en la uva.
[3] Estos vinos poseen un aroma afrutado característico, debido a la liberación de terpenoides aromáticos desde las uvas.