Luisa Carvajal y Mendoza

Cuando cumplió seis años de edad falleció primero su madre y casi inmediatamente después, su padre.Fue separada de sus hermanos y enviada a Madrid a vivir con su tía abuela materna, María Chacón, quien había sido aya de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela.Al cumplir Luisa Carvajal los trece años, su tío la mandó llamar y ella se mudó a Pamplona sola, sin su tía y sin una ama de llaves que vigilara la relación del marqués con la niña.Carvajal reclamó su herencia paterna y la donó a los jesuitas, con quienes había estrechado lazos.Pudo salir indemne gracias al apoyo diplomático de la embajada española en Londres.Carvajal pudo recuperar un dedo, que se conserva en la abadía de Downside.[3]​ En 1613, el arzobispo de Canterbury George Abbot la hizo encarcelar por segunda vez junto a tres de sus compañeras, debido a que algunos creían que estaba conspirando contra el rey Jacobo I y su parlamento.Esto provocó un verdadero conflicto diplomático, ya que el rey inglés quería conservar la paz con España.Sin embargo, a raíz de este nuevo encarcelamiento, la corte madrileña del rey Felipe III dictó una orden en la que exigía que Carvajal retornara inmediatamente a la península Ibérica.En el Real Monasterio de la Encarnación se conservan 178 cartas, así como todos sus manuscritos, incluido su testamento.En poesía, ensayó todas las formas que se usaban en el barroco, o sea, las tradicionales letrillas, décimas, romances, liras, redondillas, villancicos, octavas reales y sonetos.