Pontac mismo lo relata en sus memorias, donde lo menciona entre los discípulos que tiene en diferentes catedrales.
Finalmente el cargo fue para José de Escobedo, aunque la elección fue muy reñida.
Permaneció en Granada, donde oficialmente era seise, pero debía tener más responsabilidades, ya que en las actas se le nombra a partir de 1635 como «maestro Garay», título reservado habitualmente al maestro de capilla, que en aquel momento seguía siendo Pontac.
Salió victorioso Garay, que en junio de 1644 solicitaba licencia para trasladarse a Toledo.
Permaneció solamente pocos meses en Toledo, ya que tras la partida de Pontac en 1644 fue solicitado por el cabildo granadino para ser su sucesor.
Garay puso algunas dificultades, aceptando finalmente, aunque se arrepintió y permaneció en su puesto en Granada.
En 1672 solicitó al cabildo, «como se hallaba enfermo y cansado, después de haber servido veinte y ocho años en el magisterio de capilla, y que no está para trabajar ni enseñar los seises», que se le concediera una ración de merced como se había hecho Alonso Cano.
[3] En cambio el musicólogo Guy Bourligueux menciona composiciones suyas en las catedrales de Málaga y Zaragoza.