Luis de Eguílaz

Fue discípulo del famoso humanista y fraile exclaustrado Juan María Capitán.

Su vocación dramática fue temprana: a los catorce años había ya estrenado en Jerez de la Frontera la comedia en un acto Por dinero baila el perro.

Gracias a él pudo estrenar en 1853 su primera obra seria, Verdades amargas, cuyo éxito situó al autor entre los más populares de la época.

Sus obras dramáticas son de vigorosa concepción, con personajes muy bien caracterizados, pero posee un lirismo excesivo y acaso poco flexible.

Su teatro es de ideología tradicionalista y adoctrina mediante los procedimientos del costumbrismo.