Lucy Tejada

[1]​ Eduardo Sáenz, antioqueño de origen vasco, es recordado por la artista como su abuelo materno.

Se destacaba por su cabello rubio y ojos azules, características compartidas con gran parte de sus parientes.

En su pasado, Eduardo Sáenz fue un colono antioqueño líder en su comunidad, estableciéndose así, finalmente en Manizales cuando la madre de Lucy aún era una niña.

El entorno que rodeaba la residencia y la ruta hacia la escuela se caracterizaban por una exuberante vegetación.

Sin embargo, la artista en ciernes inicia su educación en internados religiosos situados en la ciudad vecina de Cartago.

[2]​ En 1936, la familia emprende un viaje en ferrocarril con destino a Buenaventura, experiencia que genera una impresión duradera en sus miembros, quienes quedan impactados por la magnitud de la maquinaria y todas las facetas asociadas a ella.

Durante este periodo formativo, recibieron instrucción, en parte, del pintor croata Roko Matjasic.

[5]​ En 1944 Vivían en la capital del país, Bogotá, cuando muere su madre, hecho que marca profundamente la vida de Lucy Tejada, mientras está en la ciudad estudia Arte y Decoración en la Universidad Javeriana.

Allí conoció a grandes maestros como Ignacio Gómez Jaramillo y Luis Alberto Acuña y a sus compañeros artistas Eduardo Ramírez Villamizar, Edgar Negret, Enrique Grau, entre muchos otros.

los años que vivieron en Madrid, París y Bucarest, descubrieron los grandes museos del mundo, expusieron su propia obra en lugares tan renombrados como la Sala Minerva de la capital española y reafirmaron su pasión por las artes plásticas.

[5]​ A finales del año 1956 Antonio y Lucy se separan, ella desea volver a su país con sus dos hijos, pero no cuenta con muchos recursos, tiene una larga conversación con su entrañable amiga, Elisa Mújica, que la alienta y aconseja recurrir a José Tejada Córdoba, residente en Bogotá, su padre ayuda para que Lucy regrese al Valle del Cauca al lado de su hermano que desarrolla su obra en Cali.

Ahora la artista es una madre soltera a la que algunos de sus amigos le dan la mano, tales como Jan Bartelsman y su gran amiga María Perlaza, quien le da trabajo a su alumna ilustre para que enseñe en el mismo Liceo Benalcázar, lugar donde le apartan un salón para que se instale y en las mañanas salga a impartir su cátedra, lo que se podría considerar como un periodo de crisis dura poco, pues es solicitada en Pereira por figuras influyentes como Hernando Mejía Arias.

La artista evitaba vincularse a un estilo o temática particular que estuviera en boga, optando por reflejar su estado de ánimo y contexto en una obra ecléctica.

En una época en la que muchos artistas latinoamericanos se alineaban con movimientos sociales de corte americanista e indigenista, Tejada eligió seguir un camino independiente.

Sin embargo, el trabajo artístico en cuestión se distingue por su carga poética y sensibilidad[15]​.

Lucy Tejada tuvo muchas facetas como pintora, dibujante, muralista, escultora, grabadora e investigadora de variadas técnicas.

Amo los hombres que se desvelan por ella y como habitante de este hermoso planeta, quiero su supervivencia[19]​" En su ciudad natal, Pereira, Risaralda hay un imponente centro cultural, que en homenaje lleva su nombre, el Centro Cultural Lucy Tejada.

Una de las fotografía de Ismenia Sáenz que revista Cromos usó para su edición especial Bellezas de Manizales.
Ismenia Sáenz.
Lucy en su primera comunión
Retrato de Lucy Tejada hecho por su madre Ismenia Sáenz [ 4 ]
Mujeres Sin Hacer Nada, óleo sobre lienzo,
Mujeres Sin Hacer Nada, óleo sobre lienzo (1955),
Centro Cultural Lucy Tejada