Desde muy pronto se rodeó de grandes profesores, como Alfred Cortot, Olivier Messiaen y Arthur Honegger, con los que estudió piano, análisis musical y composición, respectivamente.
Influido por las vanguardias dominantes de la época, sus primeras obras están marcadas por la técnica serialista.
Su vida cambia radicalmente en 1954, año en que viaja a Nueva York para entrevistarse con Edgar Varèse, compositor al que admiraba profundamente tras la audición de varias de sus obras (especialmente Déserts).
Su última composición, Femme descendant l'escalier, fue grabada en Madrid para el proyecto Itinerarios del sonido, comisariado por Miguel Álvarez-Fernández.
Casualmente, su muerte se produjo un día antes a la de Robert Moog (inventor del sintetizador que lleva su nombre).