Se trata de una artesanía compuesta por pequeñas piezas que no superan los 20 centímetros, modeladas en greda y pintadas a mano, brillantes y muy coloridas que recrean imágenes costumbristas con bastante detalle.
En dicho lugar continuaron realizando piezas en cerámica policromada y perfumada hasta el fallecimiento de sor María del Carmen de la Encarnación Jofré en 1898, con lo cual dicha tradición se perdió entre las religiosas.
[4] Por otra parte, la localidad de Talagante ya poseía una larga tradición locera desde la época colonial, tal como lo describe María Graham en sus crónicas de inicios del siglo XIX.
[8][10][11] Esta tradición heredada por la familia Díaz Jorquera de Talagante prosigue hasta la actualidad, convirtiéndose incluso en obsequio para altas autoridades.
[21] También han realizado exposiciones temáticas, como por ejemplo con figuritas relacionadas al proceso de la Reforma Agraria, expuesta en el Museo Histórico Nacional en 2017.