El comando alemán hasta ese momento no había tenido mucho éxito contra las tácticas guerrilleras de los hereros.
Por lo tanto, los herero se vieron obligados a permanecer en el desierto, donde muchos murieron de sed.
Von Trotha emitió en su campaña la siguiente declaración en nombre del káiser Guillermo II: Una vez sometidos los herero, las tropas de von Trotha atacaron al pueblo namaqua.
Aproximadamente 10 000 nama murieron durante los combates, y los restantes 9000 fueron confinados en campos de concentración.
Por esas declaraciones no oficializadas por el Estado alemán, Wieczorek-Zeul debió renunciar a su cargo en el ministerio.