Los estados de la materia se distinguen por los cambios en las propiedades de la materia asociados a factores externos como la presión y la temperatura.
Los tres estados clásicos (básicos, fundamentales) de la materia suelen resumirse en sólido, líquido y gaseoso.
Al principio, los filósofos de la naturaleza sólo contemplaban tres estados de la materia: sólido, líquido y gaseoso.
Esta clasificación se basaba en las características que podían sentir y tocar.
[1][2] Cuando los físicos desarrollaron las ecuaciones termodinámicas que describen los sistemas termodinámicos, observaron que al trazar, por ejemplo, la dependencia de la presión con respecto a la temperatura se obtiene un conjunto de curvas que se conectan en los puntos de las transiciones de fase.