Giorgio Vasari en Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos —en la parte 6— lo califica como «un piccolo e nuovo Michelangelo».
[11] En otros casos, como en los folios 72 verso y 73 recto, domina una visión panorámica al extenderse la ilustración a las dos caras, que quedan así unificadas.
En este caso concreto, se representa la procesión del Corpus Christi hacia la Antigua basílica de San Pedro.
[12] Clovio contraviene algunos principios tradicionales de los manuscritos ilustrados, como la cohesión entre el texto, la miniatura y el marco.
Por contra, enlaza con la idea de una pintura autónoma enmarcada, propia del Renacimiento, de forma que este manuscrito se podría relacionar con los grandes proyectos decorativos renacentistas y manieristas, como pueda serlo la Capilla Sixtina.