[1] Según la tradición judía, la obra fue escrita por Samuel, con adiciones de los profetas Gad y Natán.
Samuel se dedicó al Señor como nazareo, el único junto con Sansón identificados en la Biblia.
Cuando Samuel apela a Yahweh, los filisteos son derrotados decisivamente y los israelitas pudieron recuperar su territorio perdido.
David es ungido entonces rey de todo Israel unificado, captura Jerusalén y lleva allí el Arca.
David sigue derrotando a los enemigos de Israel, filisteos, moabitas, edomitas, sirios y arameos.
Natán le profetiza a David que la espada nunca se apartará de su casa.
La narración se reanuda con el Primer Libro de los Reyes, que relata cómo, mientras David se está muriendo en su lecho, Betsabé y Natán aseguran la elevación de Salomón al trono.
Fue en 1517 cuando comenzó el uso de la división que hoy conocemos, utilizada por las Biblias protestantes y adoptada más posteriormente por los católicos.
Esto fue adoptado por las traducciones latinas utilizadas en la iglesia cristiana primitiva de Occidente, y finalmente se introdujo en las biblias judías a principios del siglo XVI.