[2] Al tener carencia de numerario en 1790, comenzó a emitir papel moneda y además en 1813 para revalorizar y evitar fuga monetaria de la isla, agujereó y reselló dólares españoles[3] pero para paliar la carencia de fraccionarios también, empezaron a acuñar fichas privadas monetiformes o tokens a partir de 1815, hasta que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda (nombre usado desde 1808), adoptó el patrón oro en 1821 y en cuanto comenzaron las guerras de independencia hispanoamericanas, la fuente del dólar español comenzaría a agotarse.
[4] La forma en que intentó atraer al ámbito de su libra esterlina, fue crear el dólar británico colonial con paridad con el dólar español y ambos con la libra, y así surgió en 1822 el dólar del ancla de la América británica que circuló en la isla pero a falta de nuevas acuñaciones también empezaría a escasear.
[6] Pero estas nuevas medidas no paliaron la escasez de fraccionarios en la isla, por lo que volvieron a acuñar tokens propios de cobre desde 1835 hasta 1860 y circularon hasta que la colonia cambió su moneda al dólar de la Isla del Príncipe Eduardo en 1870.
Sin embargo, dos décadas después el Banco de la Isla del Príncipe Eduardo comenzó a emitir nuevos billetes pero con distinto valor de fracción que la esterlina (1 libra principeduardina = 13 chelines con 4 peniques esterlinos).
[8] Esa entidad bancaria emitió billetes en 1856 hasta 1863 con denominaciones en ambas libras.